Jugar con tus amigos. Todos juegan. Porqué el Espíritu del Rugby nos hace mejores


* extraído de "Crónicas del Angel Gris" de Alejandro Dolina

   Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo se reúnen para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quienes integran los dos bandos. Generalmente dos jugadores de enfrentan en un sorteo, pari-noni o pisada, luego cada uno elige alternadamente a sus futuros compañeros. Se supone que los más diestros serán elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos.

   Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances. El niño que esta esperando ser elegido, vive una situación que rara vez se le da en la vida. Sabrá de modo brutal y exacto en que medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos conocerá su verdadera posición en el grupo. A lo largo de los años, muchos advertirán su decadencia, conforme su elección sea cada vez mas demorada.

   Un día, cuando oficiaba de elector, observe que mis decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles; en un principio, me creí poseedor de vaya a saber que sutileza de orden técnico, que me hacía preferir compañeros que reunían ciertas cualidades no visibles.

   Pero un día comprendí que lo que en verdad deseaba, era jugar con mis amigos más queridos. Por eso elegía a los que estaban más cerca de mi corazón, aunque no fueran tan capaces.

   El criterio utilizado parece sentimental, pero también es estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, te ayudarán, te comprenderán, y te perdonarán. Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, mas vale compartir la derrota con amigos, que la victoria con extraños o indeseables.